Antes de empezar
Esta nota recoge una idea escrita para mi y que a la vez comparto con vosotros. No hay nada científico detrás de ella, es pura opinión. No es mi deseo imponer estos pensamientos a nadie.
Si opinas distinto, te invito a que en los comentarios dejes tu opinión de forma constructiva, seguro que tienes mucho que aportar.
No hay mucho más objetivo detrás de esta nota que la de desarrollar por escrito una idea, disfrutar del proceso de dejarla escrita , recogerla en el blog para que el día de mañana pueda repasarla y finalmente darme un chute de dopamina al compartirla en mi Twitter.
Empiezo lanzando estas preguntas:
- ¿Quiénes son tus ídolos?
- ¿A quién detestas?
- ¿Qué diferencia hay entre admirar o respetar una persona?
- ¿Sueles compararte con otras personas?
Estas preguntas me ayudan a agrupar los pensamientos que darán forma a esta nota.
Todas tienen en común el haber valorado, positiva o negativamente, a otra persona.
Si además tenemos en cuenta que nuestro bienestar y desarrollo personal dependen enteramente de las relaciones , tal vez sea buena idea pararse un poco a mirar cómo valoramos a las personas con las que decidimos relacionarnos o no.
La fórmula habitual
Los humanos nos pasamos la vida creando atajos, vías fáciles para resolver todo tipo de problemas y situaciones.
En estos tiempos de redes sociales y de exponernos a decenas o cientos de personas por día, es muy útil tener una fórmula rápida de posicionar a otro ser humano en nuestra escala de valores.
La fórmula habitual no es otra que valorar uno o varios logros de los que tengamos información y que sean fácilmente comparables con los de otra persona. No pocas veces somos nosotros mismos esa persona de referencia, pero ya hablaremos de esto más tarde.
El ejemplo que más me gusta para los tiempos que corren es ya todo un clásico: ¿Cuántos seguidores tiene?

Sí, me temo que millones de personas están valorando a otras personas con un dato tan lamentable como ese y creo que el caso de Nachter (el de la foto de arriba) es una moraleja perfecta.
No puedo sino sospechar de donde surge esta fórmula, porque tiene mucho sentido darle mucho valor a ciertos logros como a ganar una medalla en las olimpiadas.
El problema es que no todos los logros son iguales. Este último ejemplo me encanta para empezar a exponer mi caso:
Creo que lo valioso del logro en cuestión (ganar una medalla en las olimpiadas) son las acciones que suponemos que han sido necesarias para alcanzar dicho logro.
Nos imaginamos años de entrenamientos, sudor, esfuerzo, lágrimas, sacrificio, etc. Tiene mucho sentido darle valor esto.
Es decir, que lo que valoramos no es realmente el logro, son las acciones que casi siempre están asociadas a alcanzarlo
Acciones, logros y contextos
Siguiendo con el ejemplo olímpico, creo que es normal que ese logro, ese output, nos deje eclipsados. Es una prueba social reluciente de la grandeza un deportista y es mucho más fácil de compartir que la lista interminable de acciones que dieron lugar a ese resultado histórico.
Y aclaremos desde ya una cosa, no pretendo quitar mérito a ningún logro.
Sigo desarrollando mi forma de verlo: Progresivamente voy cambiando la palabra acción por input y logro por output por tener menos carga simbólica.
Yo lo veo así:
((Input A +/- contexto A)) + (Input B +/- contexto B) + ... + (Input N +/- contexto N)) * suerte = Output
Por partes, creo que cada input se da en un contexto específico. No es lo mismo ir a entrenar en un glorioso día de mayo con el apoyo de tu familia que una oscura mañana de diciembre después de perder a alguien querido. El input es el mismo, el contexto no, y cambia totalmente la escena.
El contexto puede sumar o restar.
Y luego está la suerte. Ya escribiré más de esto algún día, pero mientras tanto, la suerte multiplica. Puede multiplicar por mil o también por cero.
La suerte recoge todas las circunstancias fuera del control de una persona que favorecen o perjudican todo el trabajo realizado de cara a obtener un output específico.
La suerte puede ser esa irregularidad del terreno que hace tropezar a un atleta que acaba lesionándose de forma permanente.
La suerte puede ser que la persona que iba a quitarte la plaza olímpica sea quien se lesionó accidentalmente por una irregularidad del terreno.
Uno acaba alcanzando la medalla, el otro no tiene nada y tal vez los inputs fueran los mismos.
La suerte hace que comparar personas por sus logros sea habitualmente un proceso inexacto o incluso injusto.
Todo lo escrito hasta ahora para defender esta idea subyacente, este principio:
Valora a la personas por sus inputs y no por sus outputs.
¿Qué hacemos con los logros?
Creo que pueden ser buenas referencias para elegir outputs deseables para nosotros. No son una forma ideal de valorar personas, pero los logros son aquello que muchas veces nos hace soñar.
Hay quien dice defiende que no deberíamos tener metas, no me decido yo al respecto, pero sí sé que si optara por ponerme metas específicas buscaría a ver que logros me inspiran.

Los logros ajenos podemos respetarlos y podemos desasociarlos de la persona de la que provienen.
¿No te ha pasado que te gusta la música de alguien que probablemente no te gustaría conocer en persona?
Admirar, respetar y no respetar
Yo propongo valorar de esta manera a las personas
- Admirables
- Respetables
- No Respetables
- NEDs (not enough data)
Empecemos por lo más obvio: Si no tienes información suficiente, reconócelo. Ser justo valorando personas empieza por aquí, no clasifiques a nadie antes de tiempo.
Admirables
La admiración está reservada para aquellas personas que nos inspiran por sus inputs y el contexto de los mismos.
Yo tengo no pocas personas en esta lista y mientras pienso en ellas y ellos creo que el contexto pesa mucho, en según que casos incluso más que las acciones.
Aquí cada uno aplica su criterio, es un proceso muy personal. Nadie puede decirte que debe inspirarte.
Yo por ejemplo admiro la constancia, la persistencia que tienen algunos a la hora de sumar inputs.
Admiro al que se sobrepone a contextos muy negativos, como los padres de un pequeño que tiene una enfermedad difícil y que igualmente te plantan inputs mejores que los de cualquier otro.
Esta lista te define, recoge y refuerza tus valores y convicciones.
Respetables
No todo el mundo puede ni debe inspirarte.
Gran parte de la gente que conocemos está aquí. A algunos los respetamos mucho, son casi admirables, a otros no tanto.
La respetabilidad es el territorio en el que se desarrollan nuestras interacciones deseadas, porque interactuar con quien no respetas ha de ser algo casual, o al menos, siempre indeseado.
Al ser este un grupo mucho más amplio, los outputs conocidos pasan a ser una fuente útil para clasificar personas.
Esta lista sirve para filtrar con quien queremos hacer cosas y con quien no.
Nuestra calidad de vida se puede ver muy beneficiada si hacemos un buen trabajo al clasificar y elaborar esta lista.
Si nos limitamos a interactuar con personas en esta lista y evitamos a las que no están en la siguiente categoría, la vida es mucho mejor.
No respetables
Aquí entran todos las personas que, si disponemos de información suficiente, no consiguieron entrar en la lista de respetables.
Es fácil en realidad, los tóxicos, los enemigos, los tramposos, los comunistas (jajaja, solo bromeo), los inspectores de hacienda (aquí no bromeo), todos están aquí, todos aquellos con los que no quieras interactuar entran en esta categoría.
Esto es subjetividad pura, no es siquiera una lista racional. Es por eso que no defiendo ni promuevo la cultura de la cancelación. Que tú tengas a alguien en tu lista de no respetables no implica que yo tenga que hacer lo mismo.
Tampoco tiene sentido airear a quién tenemos aquí. El único propósito de esta lista es evitar interacciones indeseadas.
Reclasificaciones
Tenemos que estar permanentemente reclasificando a medida que tenemos más información.
Hay posibilidad de redención para todos o lo contrario.
Creo que hoy en día es muy habitual clasificar a alguien sin información suficiente y me parece especialmente peligros admirar a una persona de la que apenas tenemos información.
Es fácil confundir lo inspirador de un logro con creer que se admirara a una persona.
Podemos valorar positivamente el output de personas que no estén en tu lista de respetables.
Un ejemplo que me inquieta es el de Javier Bardem. Me disgusta profundamente y sin embargo reconozco sus outputs. ¿Me jodió que estuviera en Dune?, mucho. ¿lo hace mal en la película?, lo hace muy bien.
Nadie dice que sea agradable reconocer el mérito de un logro de alguien que no te gusta, pero creo que es importante saber hacerlo para que todo lo anterior funcione.
Las comparaciones
Antes de terminar no me quería dejar de tocar este tema.
Compararse con otras personas (de hecho suele ser con sus outputs 🤦♂️) es una fórmula de producir mucha infelicidad.
Son muchos autores los que tocan este tema, está recogido en las 12 reglas para vivir de Jordan Peterson por poner un ejemplo:
Limítate a compararte con quién eras tú ayer.
Duele pensar cuánta gente hay pasándolo por por comparar sus outputs con los de otras personas.
El contexto y la suerte cambian en cada caso. Los resultados que obtenemos ante un mismo esfuerzo pueden ser salvajemente distintos.
Si nos limitamos a intentar ser mejor que ayer tenemos dirección y recorrido para toda la vida. Es así de sencillo.
Conclusiones
Valora a la gente para diferenciarlas:
- Escojamos con cuidado quienes nos inspiran. Que sean sus inputs y sus contextos lo nos inspiran.
- Decidamos con quién queremos interactuar y hagamos el esfuerzo de que así sea.
- Tengamos muy claro con quién preferimos no interactuar.
- Aseguremonos de tener suficiente información antes de meter a nadie en ninguno de estos sacos.
- No es lo mismo admirar un logro que admirar una persona
- No te compares con otras personas y menos aún compares us outputs con los tuyos.
Me he explayado a gusto y termino con lo que ya he puesto en el disclaimer: este texto es para mí, para mis hijos si algún día les apetece leerlo y ya luego para vosotros. Es una opinión, una paja mental capturada en un blog.
Sentíos libres de criticarme con cariño en los comentarios, también podéis ampliar esta visión con vuestras opiniones. Seguro que tenéis mucho que aportar.
Finalmente sabed que me reservo del derecho de mejorar este texto con el tiempo. Me falta práctica, tengo mucho que aprender y practicar a la hora de escribir.
Sabed que por tanto se agradecen las sugerencias en ese sentido, todo lo que me ayude a escribir mejor es bienvenido.