Llevo algunas semanas queriendo escribir esta nota. Empecé la semana pasada y hace un rato borré una docena de párrafos porque le dedicaba demasiada atención a todas las ventajas que supuso tener un blog en los inicios de mi carrera, pero es que todo ha cambiado y lo que yo quiero es centrarme en por qué ahora puede ser bueno para mi tener un blog en 2022.
Si de este ejercicio personal consigo sacar una nota que os motive a hacerlo lo mismo, estaré alineado con uno de los propósitos de este blog, pero ahora mismo estoy intentando materializar en palabras este «no se lo que estoy haciendo» y esta más cerca de un «estas son las cosas que espero lograr».
Escribir bien es un superpoder
Para tener este superpoder no hace falta ser hijo de Odín ni que te pique una araña radioactiva. Hace falta constancia y mucha práctica. Al menos eso es lo que tengo entendido y es lo que he visto siguiendo la trayectoria de algunos amigos.
Es el poder de transferir tus ideas a las cabezas de otras personas, una especie de telepatía unidireccional. Aparte te permite capturar un pensamiento para protegerlo del paso del tiempo.
Es también un ejercicio intelectual de primer nivel. Lo veo como el CrossFit de la mente y le quitamos valor una vez que conseguimos hacerlo con naturalidad, pero para que esta combinación de glifos se convierta en algo de provecho, hace falta concentrarse (lo que más me cuesta), aterrizar las ideas, ver cuales se estrellan, ver qué cosas no te crees y finalmente escoger las mejores palabras para componer un párrafo.
Al escribir sometemos a un control más riguroso a las ideas que, en otras circunstancias, verborrearíamos sin pudor. También es más difícil auto-engañarse.
En ocasiones podemos ser conscientes de si realmente está madura una idea en función de lo fácil que nos resulte escribir al respecto.
Yo le veo todo ventajas y ni siquiera me ha hecho falta hablar del momento en el que vivimos, en el que la comunicación asíncrona pasa a tener más relevancia que nunca en nuestra historia.
Escribir bien es el poder que casi todos podríamos tener, y ahora, en uno de los mejores momentos de la historia para usarlo.
Escasez de oferta
Hay una cantidad inmensa de podcasts que seguir y hay un número sano de newsletters al que nos podemos suscribir.
Y sin embargo, hay pocos blogs.
Ya sé, en realidad hay tropecientosmil, pero están escritos para google, o son las nuevas revistas (un xataka por ejemplo), o forman parte de una estrategia de contenidos, pero blogs que te permitan conocer los pensamientos de otras personas, en castellano, no hay muchos.
Porque los blogs empezaron siendo eso, un espacio de comunicación personal, una forma de expresarse libremente en Internet. Empezó siendo un formato pero destacaron los contenidos y fueron tiempos en que pocas cosas molaban más que tener un buen blog.
Ahora la palabra blog está sobreexplotada, se abusó y se trato de inferir todo lo positivo que tuvo y a día de hoy un blog suele ser un cementerio de notas breves y desalmadas que intentan cumplir algún objetivo de marketing.
Todo lo anterior para decir que creo que es un buen momento para tener un blog. Los vinilos resurgieron cuando parecían condenados a extinguirse y creo lo mismo pasará con los blogs y sospecho que por razones similares.
Formato amable
¡Pero Walter!, ¿por qué mejor no lanzas una newsletter?
Os imagino a casi todos pensando en eso
Creo que el blog es el formato más amable para aquellos que queremos disfrutar al máximo de escribir de forma pública. Si hay otros objetivos más específicos, probablemente haya formatos mejores o igualmente buenos.
Las newsletters me resultan más exigentes que los blogs. No solo la recurrencia y las fechas límites, pero en una newsletter es difícil evitar volcarse en satisfacer expectativas, estar condicionado pensando en los ratios de apertura y o preocuparse por si disgustamos a una parte de nuestros suscriptores.
Creo que la newsletter es el formato ideal para monetizar de forma directa el esfuerzo que implica producir un texto, puede ser también una forma muy útil de incrementar el alcance del texto, pero no le encuentro otras ventajas.
Ahora mismo no me apetece estar escribiendo un texto preocupado por si entrará en la carpeta de no deseados o si gmail me lo va etiquetar como promotions.
No me mal interpretéis. Creo que una newsletter es un reto mayor que un blog y es un reto que tal vez algún día acepte, pero no forma parte de mis intenciones.
Marca personal
Un blog puede ser una forma de empezar o de potenciarla, pero creo que el desarrollo de la marca personal debería ser un fruto que tal vez recojas, pero no un objetivo. Al menos ese es mi enfoque con este sitio.
Corremos si no el riesgo de condicionar mucho nuestra escritura. Por ejemplo: si hay suerte, a veces encuentras en LinkedIn textos fantásticos, pero lo normal es que todo lo que leemos tenga un tufo que delata las intenciones obvias del autor.
Sin embargo, si conseguimos que el lector reconozca que al ponernos a escribir nuestro objetivo ha sido siempre el de producir una nota decente, centrada en un tema, sin segundas, conseguiremos una atención que con otros textos nunca alcanzaremos.
Al lector experimentado le basta escanear un texto para saber si le estamos copypasteado un mensaje, si le estamos intentando vender algo, si hay segundas intenciones o si un párrafo se ha redactado de manera que optimice el posicionamiento en buscadores.
Ese mismo lector suele apreciar encontrarse con una palabras que sean solo eso, un recipiente de ideas, pensamientos o fantasias.
Esa interacción tan limpia puede dejar una huella más profunda que cualquier campaña que se nos ocurra orquestar.
No es fácil. Al compartir un texto nos exponemos, es un acto que nos obliga a estar vulnerables a lo que otros tengan que decir y son tiempos en los que opinar con firmeza puede despertar reacciones explosivas e inesperadas.
Espero que con todo lo que he relatado anteriormente ya tengáis ganas de escribir, porque con esto doy paso a recordarme otros aspectos negativos de tener un blog.
Lo malo
Estimo que por cada palabra que publico en esta nota he borrado al menos tres. Supongo que es una proporción que puedo mejorar con el tiempo, pero mientras tanto, escribir una nota como esta me toma de 4 a 6 horas, esta en concreto puede que incluso más.
Es un esfuerzo grande para algo que puede salir mal o no servir para nada.
Ni se me ocurre entrar en el aspecto visual del blog, puedes dedicarle una vida entera eso, y ahora tengo la certeza de que mantenerlo fresco es tanto más valioso.
Hay más libertad que en otros formatos respecto a la cadencia con la que conviene escribir, la ausencia de deadlines se agradece mucho, pero creo que si queremos construir algo requiere de una constancia que puede echar atrás a muchos.
Si uno tiene la inquietud de compartir escritos de forma muy esporádica, creo que hay formas mejores, puedes ser autor invitado en otras publicaciones o incluso elaborar un cuidado hilo en twitter.
En este nueva etapa no me he encontrado aún con los fantasmas habituales de quien se anima a compartir algo en Internet, no son necesariamente específicos de la escritura ni de los blogs.
Las experiencias negativas con otras personas son muy distintas unas de otras: podemos sentirnos incómodos por algo que nos han dicho y que sabemos que es cierto o podemos encontrarnos con animales desquiciados que dirán cualquier dispárente con tal de obtener atención o de causar algún daño.
Creo que hay que estar en un estado de forma mental adecuado para animarse a escribir en público. Yo tarde años en sentir que lo había alcanzado.
También negativa puede ser la experiencia de enfrentarnos a nuestro lado oscuro. El síndrome del impostor y otras inseguridades estarán siempre en el menú.
Yo ahora mismo tomo precauciones, en estas primeras notas sé que soy más vulnerable a las dudas de lo que seré en el futuro. Me centro mucho en el objetivo y me aseguro que soy yo el target de lo que escribo.
Si luego otras personas valoran el resultado, estupendo, pero esto lo escribo para mi, intentando mejorar y disfrutando del input, no del output.
Tardé muchos años en volver.
Espero disfrutarlo más que nunca y también deseo que alguna las personas que acaben leyendo esto se animen a probarlo.
No hay mejor forma de mejorar que leer las opiniones de otros. ¿Qué os ha parecido?, ¿qué podría hacer mejor?. Los comentarios están abiertos por si os apetece contestar.
4 respuestas a «Por qué escribir un blog en 2022»
¡Totalmente de acuerdo! Walter. Ya no sé las veces que he reiniciado o empezado diferentes blogs solo para poder mejorar mi exposición, y también ver si soy capaz de explicar algo recién aprendido.
Paso mucho tiempo madurando lo que quiero escribir; hago y rehago; dejo unos días; modifico una y otra vez lo publicado; y siempre me queda la duda de si se entenderá como yo lo tengo en mi cabeza.
Tu post me ha animado a sacar de la lista alguna cosa sobre lo que quería escribir/reflexionar.
Me alegro Javier. Creo que intentar sacar una nota en uno o dos días es lo ideal porque si no se enquistan y entran las dudas. Ánimo, es todo cuestión de recuperar sensaciones.
Un placer leerte de nuevo Walter!
Un abrazo Diego